Trauma irreconcilliable número 4958

Se podría decir que lo que yo llamo vida es una suma de pequeños traumas, manías y costumbres entrecortados con algún programa malo de domingo.
Hay un grupo de científicos, psicólogos, malos escritores de malos programas de domingo y charlatanes varios que están confeccionando la "Pequeñísima guía de traumas irreconcilliables de Mathías De Armas (El de canelones, no el otro)". Recién han tocado la punta del iceberg, pero ya están teniendo atentados por parte de ambientalistas por el daño irreparable a la selva amazónica, sin contar a la psiquis de los lectores que la impresión del libro traerá aparejada.

El otro día mientras estaba haciendo notas, al psicólogo que me estaba entrevistando le llegó un mensaje de texto (Una paciente ninfomaníaca con debilidad por los pelados de barba y monóculo requería sus servicios inmediatos), dijo algo de "más fuerte que hulk con esteroides" y "a la miérda la ética" y se fue volando, dejando sus notas. A continuación un extracto que pude tomar de dichas notas:

"...El sujeto parece tener la necesidad no querer pasar por ignorante en ningún aspecto, pero el que más llama la atención a este pobre estereotipo de psicoanalísta es el no querer pasar por ignorante en lugares en los que no se espera que sepa el funcionamiento de los mismos. Por ejemplo, el sujeto está dispuesto a pagar más de lo que le correspondería antes que averiguar si el descuento se aplica, pasar muchos minutos en un supermercado buscando algún producto antes de preguntarle a algún empleado donde está, comprar cosas antes de saber si todas las características son de su agrado por el simple hecho de terminar la conversación con el que está vendiendo, y después, al descubrir que no eran lo que tenía en mente no molestarse en tratar de cambiarlas, esto sin traer a colación el tema transporte colectivo al que probablemente dedicaremos varios capítulos futuros..."

Eso es lo que pude copiar antes de que llegara, al parecer cuando llegó a la casa de su paciente esta se había encamado con un imitador cómico de Rockefeller que había en una plaza cercana. Publiqué esto porque se que cuando saquen el maldito libro lo voy a tener que comprar, porque no me va a dar para preguntarles si me toca alguno.