lunes, 20 de junio de 2011

Seis?

La probabilidad y la estadística son ciencias, ¿Por qué? Porque funcionan.
Como funcionan saben atajarse, "Si, mirá que si no usas cinturón tenés tanta chance más de morirte en un choque", "mirá que si usas un condón tenés un tanto por ciento de chance de no agarrarte nada.". Esto es por la posibilidad. Como toda ciencia con bases en la matemática, la probabilidad tiene que reconocer posibilidades, por ejemplo que cuando choques salgas volando hacia una fábrica de colchones y caigas sobre un somier acolchadito mientras tu auto justo estalla en llamas que te habrían carbonizado de usar el cinto, que en la empresa de preservativos un preservativo de cada un trillon salga perforado como venganza de un certificador de calidad virgen para la gente que tiene sexo. Posibilidades.

Sobre estas posibilidades quiero hablar hoy. Existe la posibilidad, casi imposible, pero totalmente existente dentro del reino de la posibilidad y la estadística, de que a una persona le salga seis todas las veces que use un dado en su vida.

Una persona que siempre que jugó al ludo fue el primero en llegar al caminito de su color, y que después se quedó afuera de la meta siempre, mientras todos los demás iban llegando lentamente. Un tipo que nunca pudo jugar a la generala por más de una jugada (como estos son dados múltiples se reduce muchísimo más la probabilidad, pero sigue siendo mayor que cero). Un tipo al que un dado nunca le dio opciones, sino estabilidad y certezas.

Ahora que tenemos este tipo en mente, obsesionado, capaz que culpando a alguna deidad que no sea matemática pura. Capaz que tirando un dado solo en su casa a los 70 años. Seis... seis... siempre seis, hasta que de repente... TRES! La persona se levanta de su asiento, tirando la silla mientras los ojos se le llenan de lágrimas. La maldición se ha levantado, casi le da miedo agarrar el dado y tirar de vuelta. Pero lo hace, su vida depende de eso... seis... seis... seis. Porque un solo tres y todo el resto seis sigue siendo una posibilidad, incluso más alta que solo seis.

sábado, 4 de junio de 2011

Superpoderes

Nunca creí en los superpoderes. Me parecieron siempre una forma del ser humano de encontrar más motivos por los que creerse importante y superior en un mundo en el que no hay ningún ser más importante y superior que el ser humano, y por supuesto las marmotas, que no me engañan ni un segundo con su acto de "soy un animal inocente y raro". Sigan así, cuando me dejen volver a entrar al zoológico van a ver.

Animales genocidas al lado, decía que no creía en los superpoderes. Hasta ahora. Verán, tengo un superpoder.

Es difícil explicar o comprender como, y cuando surgió este poder y me encantaría tener un accidente, o un contacto con algún animal radioactivo al que culpar, pero lamentablemente no tengo nada de eso. Ni siquiera sé la fecha exacta, sólo sé que empezó hace unos meses.

A esta altura he hecho tanta introducción que deben estar locos por saber cual es, y estoy seguro que se van a decepcionar, a lo que les digo "cuando ustedes tengan un superpoder mejor que el mio vengan y vean como me chupa un huevo". Y ta, ahí lo tienen. mi superpoder es que siempre que uso una expresión muletilla, esta se vuelve cierta.

Ejemplifico, para aquellos que aún no han entendido. Yo te digo "andá a cagar" y te vienen ganas, te digo "que hijo de puta" y tu madre agarra la cartera y encara para bulevar.

Esto ha hecho que me tenga que cuidar mucho de mis expresiones. Todavía sigo pagando por esa vez que dije "el automovilismo me chupa un huevo", y me excomulgaron de la iglesia gracias a que un "me cago en dios" cuando me agarré el dedo con el martillo me ha ocasionado una diarrea explosiva cada vez que veo un crucifijo.

Igual lo más raro que me ha pasado fue en la clase de inglés. Estábamos rompiendo las bolas (que suerte que cuando las escribo no pasa nada) antes de arrancar la clase y tiré un "fuck you". Todavía no estaba al tanto de mi superpoder, por lo que podrán imaginar mi sorpresa al presenciar a todos mis compañeros y compañeras empezar a masturbarse frenéticamente ahí mismo en el salón. Obviamente me uní a ellos. No solo porque me puso re cachondo sino también para pasar desapercibido. Me daba cuenta que era el comienzo de algo grande.

Pero no, más allá de algunos chascarrillos y bromas, y alguna que otra sesión de "Fuck you" en el ómnibus o el estadio, no mucho ha cambiado en mi vida desde entonces. Ven? ahí es donde los comics le erran. Siempre que alguien descubre que tiene un superpoder o se vuelve superheroe o supervillano. Yo soy ayudante de panadero. Ni superpanadero, ni panadero. Y capaz que hay más como yo y el mundo no lo sabe. Por eso escribo esto. a ver si por lo menos sale un grupo en facebook o un asado o algo. Ustedes dirán.