lunes, 25 de agosto de 2008

semblanza olímpica

... Y seguimos en la hora 6 de transmisión de la inauguración de los juegos olímpicos dando paso al tan esperado homenaje a la relación entre estudiante y la bedelía.

Como podemos apreciar el estudiante se mueve de ventanilla cerrada en ventanilla cerrada y mientras corre unos postes estratégicamente colocados en el suelo golpean fuertemente sus testículos a cada paso. Ahora está llegando a una zona de verificación donde miden si sus testículos están lo suficientemente hinchados... parece que no es suficiente así que empiezan a tirarle toneladas de papel sin sentido que aplasta su ya hinchado saco testicular... Que puesta en escena, señoras y señores. Si se fijan ahora podemos ver como el estudiante aguarda días y días mientras la bedela come caja tras caja de masitas suridas, como saben ustedes la caja de masitas surtidas es la merienda más irritante de todas... Parece que el momento ha llegado, el estudiante se pone de pie para recibir el papel que tanto ha esperado, pero la bedela lo examina y lo tira a la basura, simbolizando... simbolizando... bueno, simbolizando el mala lechis... SEÑORAS Y SEÑORES ALGO NO PREVISTO ESTÁ PASANDO hordas de lo que seguramente son estudiantes traumados han entrado a la cancha y han reducido al actor que representaba a la bedela, no hay nada que la policía pueda hacer al respecto, son muchos y están muy enojados... NO, ahora parece que sodomizan a la pobre actriz con las masitas que minutos antes comía... es demasiado horrible, no puedo ver...

Ahora pasamos al pergamino donde por enesima vez una nenita china va a cantar.

martes, 19 de agosto de 2008

203

Un hombre muy sabio me dijo una vez que una canilla es una cosa muy sencilla, es un arrollito escondido en la pared, después se pinchó la nariz y estornudó. Pero esto no viene al caso tengo una historia que terminar

Itsi bitsi araña era parte de un experimento genético del ejercito soviético que pretendía lograr la tela más resistente para usarla en la frabricación de calsoncillos que no se descosieran. La habían secuestrado una tarde en la que su tela había sido tirada por la lluvia en repetidas ocasiones. Experimentaron con ella por años, hasta la caida del régimen soviético, después se había radicado en minsk donde casi se muere de hambre. Ella envolvía las moscas en su tela, pero después no podía romperla para comerselas.

La encontré en una de mis rondas y le conté mi inquietud. Estaba tan desesperada que decidió ayudarme si yo me comprometía a alimentarla con las papas noisettes, que aunque las apretara con su tela, todavía les podía chupar el juguito.

Al principio no fue fácil. No habíamos dado con la estructura de la cuerda para que soportara siquiera a un solo elefante. Después de semanas de infructuosos intentos logramos que un elefante, trompita, se balanceara exitosamente sobre la tela de una araña, y la cuerda resistía. Empezamos a llamar de a un elefante por vez. Cuando llegamos al 100, seguía aguantando, pero no conocíamos más elefantes. Pusimos un aviso en el gallito. El resto es historia.

La cuerda se rompió con 203 elefantes. Esa fue otra historia, que involucra ambulancias gigantescas y el conocimiento adquirido tras ver muchos capitulos de er y animal planet en los cortes.

domingo, 10 de agosto de 2008

202 (inteligente juego numérico dado que es la segunda parte de 200 (o sea 200 - 2) onomatopeya conmemorativa, la puta que aguanta caract

Para dormir a un elefante se necesitan tres cosas: Un chupete gigante, un sonajero de coco y saber cantar un poco. Una cagada que no me lo hubieran explicado antes de adoptar al ladilla de Trompita. El maldito no se quería dormir. El sonajero lo encontré en la feria de tristán narvaja, pero desde que el gigante de las habichuelas mágicas se hizo gay no hacían más chupetes gigantes, los que habían estaban en remates, y salían carísimos.

No andabamos bien, la indemnización de la farolera por el accidente todavía no había entrado, y con trompita moviendole las orejas a cada rato no estaba en condiciones de trabajar.

Conseguí un trabajo. Parece que una chiva se había escondido y el terrateniente la quería sacar, entonces le paga a un palo para que la saque, el palo va, pero la chiva lo llena de ideas de consejos de salarios, sindicatos y huelgas y al final el palo no quiere sacar a la chiva hasta que se revea su situación laboral. El terrateniente, hijo de puta como todos los terratenientes, se la jura al palo y contrata al fuego para quemar al palo, el fuego va y en el último segundo recuerda a todos sus antepasados que ardían en los fogones artigustas. Resultado: ¡tampoco quiere!. Rabioso, el terrateniente le paga un fangote de guita al agua para matar al fuego traicionero, y adivinen... el agua tampoco quiso matar al fuego, se acordaba de cuando la quisieron privatizar. Llamó a una vaca para que se tomara el agua el muy gil. La vaca tampoco quiso tomarse el agua... pero estaba entre eso o terminar siendo "asado del pepe". Así que se la tomó. Yo trabajé para el tio del primo de ese terrateniente, en un reparto de papas noisette.

Para hacer la historia corta el reparto de papas noisette estuvo plagado de aventura, situaciones en las que la única salida era tener sexo con 200 mujeres salvajes hasta dejarlas exhaustas y así poder escapar, nueve situaciones diferentes e impactantes en las que estuve a punto de morir pero que en el último segundo me salvaba, muchos trabajos con la mafia, dos viajes a la luna, y tratos con la KGB y la CIA. Pero me embola hablar de todo eso ahora, solo lo cuento porque ahí fue cuando conocí a itsi bitsi araña.

Fin de la parte 2

lunes, 4 de agosto de 2008

200 (epopeya conmemorativa de las 200 entradas de este blog)

Doscientos elefantes se mecen suavemente sobre una tela de arañas. La hija de puta aguanta bien.
No es que las arañas no hayan tenido nada que ver, pero el mérito es pura y exclusivamente mío.

Como buen visionario un día me levanté y me dije "lo que le falta a este mundo son elefantes arriba de telas de araña". Eso fue en 1968. En ese momento me encontraba muy ocupado buscando una mujer soltera de San Nicolás que supiera coser, bordar y abrir puertas.

Después vinieron los 70. No tengo mucho recuerdo de lo que hice en los 70, con todas esas drogas y amor libre. Mi mujer, que sabía abrir puertas, pero prefería quedarse adentro cosiendo y bordando, murió en un accidente de costura, acuchillada por su propia aguja mientras me hacía unos mitones para poder jugar al aire libre. La depresión de no tener mis queridos mitones me llevaron directamente a las drogas, el alcohol y las mujeres fáciles, esas que no saben ni coser ni bordar.

Me acuerdo que lo que me hizo salir de esa vorágine de placeres prohibidos fue una tarde de 1979, una farolera se tropezó y se hizo bosta contra la calle, mientras yo estaba tirado muy borracho para levantarme. Justo en ese momento "Se enamoró de un coronel" como en ese tiempo le decíamos cuando te atropellaba un tranvía. Quedó internada. Me sentía culpable porque de haber estado sobrio podría haberla salvado.Así que comencé a visitarla. Los 70 se terminaron para mi esa tarde del 31 de diciembre.

Mientras estábamos en el hospital, me contó sobre su vida. Antes de tener que dedicarse a encender faroles trabajaba como defensora de los derechos de los animales. Me contó historias horripilantes, como la historia de una madre pato que maltrataba a sus propios hijos si no se bañaban, o un veterinario de nombre Mario que le ponía gafas a las jirafas que no lo necesitaban porque tenía un convenio con el oculista de la vuelta. Pero la que más me quedó fue otra historia de abuso, de un elefante que era golpeado por su madre solo por llamar su atención. No mucho después me casé con la farolera y adoptamos al pequeño trompita.

Entonces recordé ese sueño que había tenido en el 68 de tener elefantes balanceándose en telas de araña. Pero había cuentas que pagar. Cuentas que involucraban a un elefante respondón que se pasaba moviendo las orejas.

Fin de la parte 1
Felicidades a mi

domingo, 3 de agosto de 2008

No jodan más

Después de cambiar mi número cuatro veces, y mudarme dos, he decidido finalmente contestar las preguntas con las que me han acribillado noche y día los últimos 7 años.

1- Si.
2- No.
3- Si, si estoy en pedo.
4- Le paso crema humectante. Al principio me parecía de maraca, pero ahora lo equilibro pasandole un poco de aceite de motor.
5- Comparando los registros se sabe con certeza que mi abuela no estaba en esa orgía.
4- dos adelante y tres atrás.
7- 5 si estoy en pedo.
8- Cada dos horas, más o menos
9- antes era hasta el 36, pero ahora más atrás del 40... aunque hubo una vez que me sacaron del 43
10- Si, pero si te preguntan, se lo acababa de robar a un bebé molesto
11- No, ni en pedo... bueno, en pedo puede ser
12- 725
13- por un capítulo de los simpson, pero no le vayan a decir a nadie