Las máquinas del tiempo existen. En serio. Yo acabo de viajar en una.
Me catapultó cual sapito cada vez que probaban las catapultas a cuatro años atrás. Y uno pensaría que siendo el uruguayo un pueblo nostálgico como es estaría contento, pero como todos deben saber a esta altura principalmente por el uso de la frase que precede a esta (la iba a repetir pero me pareció mejor que hicieran el trabajo ustedes), no lo estoy. Porque yo soy el único que volvió. Sigue siendo enero del 2007, pero yo soy Mathías de 2002.
Miles de personalidades que logré encerrar en lo más profundo de mi apéndice (ya que no sirve para nada vamos a usarlo) han resurgido. Todas. La personalidad que toma agua del water, la personalidad que repite constantemente datos poco interesantes e inservibles (bueno, esa nunca se fue), la personalidad a la que le parece que una patinetita para dedos es una buena idea, la inseguridad, la necesidad de tener siempre la razón que estaba siempre en guerra con la personalidad que le gusta mucho la renga. Uno trabaja por años para tratar de ser una persona casi útil para la sociedad y en unas horas todo se hizo mierda, como sapito cuando probaban catapultas.
Por eso organizo una cacería, mis personalidades caducas (hay algunas que quiero conservar) han sido declaradas plaga personal por lo que, si de veras les importo van a conseguir una red de volley, un frasco lleno de Raid y medio kilo de bizcochos (de carnada)
Que comience la cacería.
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