domingo, 31 de diciembre de 2006

Confesión

Ya van 6 meses de esta farsa, no puedo soportarlo más, tengo que decírselo a alguien, y como según parece nadie importante está revisando esta especie de cuaderno de anotaciones para mentalidades primitivas soportado en el ciberespacio lo voy a admitir:
Soy un extraterrestre.
Bueno, eso se siente mucho mejor (mi raza es capaz de evaluar sentimientos de forma física, lo cual es una cagada cuando te gusta la novia de un amigo o no te bancás a alguien pero estás obligado a hacerlo) de hecho en este preciso momento cambié de un enfermizo color carne a un indiferente azul marino, lo que quiere decir que esto de la confesión funciona.
Si a alguien le interesa (aunque lo dudo mucho dado) Mathías está bien, es más me acaba de llegar una comunicación de que lo está pasando de maravillas en cromosfera b10 donde gracias a pintar todo su cuerpo de verde manzana viene teniendo mucho éxito. No les interesa saber como, solo les voy a decir que muchos pasan toda su vida tratando de lograr un verde y a lo más que llegan es a un patético amarillo patito. Como lo odio
Bueno, de vuelta al cambio de identidad, fui victima de una estafa. Verán, fui llevado a creer que este individuo Mathías era una especie de genio musical/ excelente bailarín/ muy exitoso en el departamento femenino, por lo que firmé un contrato de cambio de vida por un período de 8 a 9 meses con posibilidad de extenderlo, pero debía permanecer en total silencio sobre mi verdadera identidad. Cuando me dí cuenta de la estafa ya era demasiado tarde, como ustedes ya se habrán imaginado Mathías no solo no cumple ninguno de los requisitos antes mencionados, sino que falla en cumplir otros más comunes en su vida basada en carbono tetravalente, pero no había nada que pudiera hacer al respecto, hasta ahora.
Pagué una gran cantidad de dinero para que le fuera entregado un pie de máquina, de esos que pertenecieron una vez a una máquina de coser, y que invariablemente terminan en un mueble pintoresco, pero no cualquier pie de máquina, este es muy especial, es un píe de máquina incontinente, al que he rellenado de thiner.
Mi plan es claro: lo mando sin pañales, lo abre y un chorro de thiner le cae en el cuerpo revelando su patético color carne, una seria ofensa para mi gente, lo cual lo hará merecedor de la cadena perpetua, ahí va a estar tan desesperado que anulará el contrato pudiendo yo irme de aquí de una vez por todas.
Si, ya se, piensan que exagero por preferir volver a una cadena perpetua en vez de aguantar unos pocos meses más de ser esta pobre excusa de adeninas guaninas y citosinas, pero no lo hago. Ni en un chorromillon de megaños plutonianos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno, debe haber sido el primer y único post que me causo verdaderamente gracia, y es por eso que comento en él.

La verdad que lo único que haces con este post es echarle leña a la idea del pollo (sabes bien a cual me refiero, no me hagas recordarla si no el pobre pollo va a quedar pegado)

Anónimo dijo...

mmm... Mathias llegó ha estar en el cumpleaños? Porque si es así comprendo porque te habías enojado con migo esa vez, me alegro de que hallas sido vos y no mathías el que se enojó con migo varias veces ya y no me hablaba...
pero we, yo nunca voy a notar la diferencia

chicosoquete dijo...

No, pero tampoco llegó a ester nunca desde que lo conocés. Igualmente mi raza es incapaz del enojo, es más en el diccionario usamos el espacio libre que nos dejó la palabra enojo para poner la información de edición del diccionario.
Nos hemos ahorrado millones