Malditos monos

No puede ser, me dejaron afuera.

Uno se preocupa por ir a la selva con el arma de dardos tranquilizantes, cazar, hacer infinidades de trámites para poder ingresarlos al país, enseñarles a escribir a máquina (cosa que no es nada fácil cuando la principal actividad que realizaban hasta ese momento es tirarse heces los unos a los otros), ponerles un techo sobre sus cabezas piojosas y un plato con sobras de carnicería una vez cada dos días, ¿Y cómo te lo agradecen? Se suman a la maldita huelga de escritores.

Tengo que dejar de cubrir el piso con diarios viejos, cuando se enteraron del estreno de King Kong se pusieron como locos y casi tengo una revuelta cuando les dije que no podían ir. Por suerte todavía tenía el arma de dardos... Igual uno los quiere a su manera y después se las compré en la feria grabada del cine.

Hace como una semana que se encerraron en el sótano y no puedo entrar. Ya les va a dar hambre, pero hasta ese entonces no voy a poder pasar sus trabajos aquí y tomar crédito por ellos, crédito merecido porque son MIS monos, si sus monos escribieran les tendría la misma consideración.

Podría intentar escribir algo yo, pero es mucho trabajo, capaz que lo que hago es acondicionar la piscina del fondo y pescar algún delfín, dicen que son muy inteligentes. Veremos.