Cuando quieran

Quiero que sepan que estoy pronto. Que cuando estén listos para mostrarse y contarme sus secretos sepan que me siento preparado para recibirlos. Las señales ya fueron suficientes.

Hoy tenía una clase en el tercer piso a la que llegué veinte minutos tarde, eso solo significa una cosa: Subir al búnker. El búnker del tercer piso en facultad de química son las dos filas de más atrás del salón que están casi contra el techo, Estas dos filas tienen adelante una de las vigas del edificio que obliga al que quiera atender a la clase a mirar agachado. El búnker está bastante aislado del resto del salón, tiene luz propia y esa viga ha sido utilizada para escribir mensajes por generaciones y generaciones de estudiantes aburridos e incómodos.

Me acomodé en el búnker en el asiento de más atrás, muerto de calor e intenté prestar un poco de atención a la clase. Después de unos minutos mi cuello clamaba un poco de movimiento si no quería quedar encorvado, así que hice mi cabeza hacia atrás y empecé a moverla de izquierda a derecha. Ahí lo vi. Escrito con lápiz, exactamente arriba de donde yo arbitrariamente me había sentado decía "Mathías #78". En serio. Con h y todo.

No soy bobo. He visto el demasiadas películas como para que esto sea una coincidencia catastrófica. En pocos días alguien se presentará y me revelará una verdad sobre mí, una verdad que involucra el número 78. Mi vida cambiará para siempre, dejaré la rutina para poder cumplir mi destino y aprender sobre la vida en el proceso. Estoy pronto, sólo pido que me den algunos minutos para despedirme de mi familia. Porque sé que no los volveré a ver.

¿Llevo jabón o lo ponen ustedes?