Todos nos odian. Como especie, digo. Cualquier bicho o cosa que ande en la vuelta tiene un problema particular contigo, y si pudiera te haría sufrir de formas inimaginables.
Por suerte, no pueden. Por ahora ningún tomate ha venido a tratar de matarme, pero yo igual me cuido, los saludo por las mañanas y les pido permiso para comerlos, es más, hay unos que no me lo como, los trato bien, para que si un día los tomates empiezan a cobrar venganza, los mios se sientan mal por lo que los otros me quieran hacer y me defiendan.
Aprendí a no hacerme el malo solo porque el otro no puede hacer nada aquella vez que iba caminando con un amigo y un perro muy malo nos ladraba desde atrás de una reja, lo empezó a molestar porque no podía hacerle nada, lo que no sabía es que el perro podía dar la vuelta por atrás de la casa y salir por otro lado. Pobre mi amigo, nunca encontramos el dedo del medio.
A mi en particular lo que me preocupa es la radiación. El ataque de los tomates asesinos... suena posible... me voy a darles un baño a mis lindos tomatitos.
Si las esponjas cobran vida estoy en el horno.
6 comentarios:
Y si las toallas o los pañuelitos descartables tomaran vida,
ESTOY AL HORNO!!
a mí me vendría bien que mi blog tomara vida...
Las esponjas ya cobraron vida, sino de dónde salió Bob Esponja?
ES CIERTO!!
estoy en problemas...
capaz que pruebo revivir a los tomates
En realidad le temo más a la venganza del brócoli...con eso que siempre se ha sentido el más rechazado...
Ha afectado seriamente su autoestima, criminalistas experimentados lo han perfilado como el vegetal más psicótico...
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